Convoque a toda la comunidad.
1 Siempre que se hayan de tratar asuntos importantes en el monasterio convoque el abad a toda la comunidad y exponga él mismo de qué se trata. 2 Una vez oído el consejo de los hermanos, reflexione a solas y haga lo que juzgue ser más conveniente. 3 Hemos dicho que se llame a todos a consejo porque con frecuencia el Señor revela lo mejor al más joven.
4 Expongan los hermanos su criterio con entera y humilde sumisión y no se atrevan a defender obstinadamente su punto de vista, 5 sino que, respetando la decisión del abad, todos le obedezcan en lo que él juzgue ser más conveniente. 6 Pero así como conviene que los discípulos obedezcan al maestro, también éste debe disponer todas las cosas con prudencia y justicia.
Sigan todos la regla.
7 Por tanto, sigan todos en todo la regla como maestra y nadie se aparte de ella temerariamente. 8 Nadie en el monasterio siga su propia voluntad 9 ni se atreva a discutir insolentemente o fuera del monasterio con su abad. 10 Si alguien tiene esta arrogancia sea sometido a la disciplina regular. 11 Por su parte el abad haga todas las cosas con temor de Dios y observando la regla, consciente, sin lugar a duda, de que de todas sus decisiones tendrá que dar cuenta en el juicio de Dios juez imparcial.
Consulte a los ancianos.
12 Pero, si se trata de asuntos del monasterio menos importantes, pida consejo sólo a los ancianos 13 como está escrito: Hazlo todo con consejo y después de hecho no te arrepentirás.