Cada cosa se haga a su hora.
1 De dar la señal para la obra de Dios, tanto de día como de noche, ocúpese el abad, sea personalmente, o encargando esta tarea a un hermano tan atento que todo se realice a la hora correspondiente. 2 Entonen los salmos y la antífonas después del abad por orden aquellos a quienes se les haya encomendado. 3 No cante ni lea sino quien pueda desempeñar ese oficio para edificación de los oyentes. 4 Y lo hará con humildad, seriedad y reverencia aquel a quien se lo encargue el abad.