miércoles, 04 de diciembre de 2024
Biblioteca de Silos. Bernardo andando

Volver un paso atrás Escuchar el texto más menos Enviar por email Imprimir

53. Los huéspedes.

Recíbaseles como a Cristo.
     1 A todos los huéspedes que vienen al monasterio se les recibe como a Cristo, porque él dirá: fui forastero y me hospedasteis. 2 A todos les darán el trato adecuado, sobre todo a los hermanos en la fe y a los extranjeros. 3 Cuando se anuncie la llegada de un huésped acudan a su encuentro el superior y los hermanos con las mayores muestras de caridad. 4 Primero orarán juntos, y así se hermanarán en la paz. 5 Se darán el beso de paz después de haber orado, para evitar malas ilusiones. 6 Muestren la mayor humildad al saludar a todos los huéspedes que llegan o se van: 7 con la cabeza inclinada o postrando todo el cuerpo en tierra, adorando a Cristo en ellos, pues a él se le recibe. 8 Recibidos los huéspedes lléveseles a orar y después siéntese con ellos el superior o quien él mandare. 9 Léase ante el huésped la palabra de Dios para que se edifique, y después se le tratará con toda afabilidad. 10 En atención al huésped el superior interrumpa el ayuno, a no ser que se trate de uno de los días más importantes de ayuno que no pueda violar. 11 En cambio los monjes continúen con los ayunos acostumbrados. 12 El abad dé aguamanos a los huéspedes. 13 Tanto el abad como toda la comunidad laven los pies a todos los huéspedes. 14 Ya lavados, digan este verso: Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo. 15 Póngase el máximo cuidado y atención en recibir a pobres y extranjeros, porque de modo especial en ellos se recibe a Cristo. Pues el respeto que imponen los ricos ya obliga a honrarles. 

Sirvan sin murmurar.
     16 Haya una cocina independiente para el abad y los huéspedes para que éstos, que llegan a horas imprevistas y nunca faltan en el monasterio, no molesten a los hermanos. 17 De dicha cocina se encargarán cada año dos hermanos que cumplan bien ese oficio. 18 Si lo necesitan, se les proporcionarán ayudantes para que sirvan sin murmuración. Por el contrario, cuando estén menos ocupados, vayan a trabajar en lo que se les mande. 19 Téngase esta norma no sólo en estos, sino también en todos los oficios del monasterio: 20 cuando lo necesiten déseles ayudantes, y cuando estén libres obedezcan en lo que se les mande. 21 A un hermano imbuído del temor de Dios se le confiará la hospedería 22 en la que debe haber suficientes camas preparadas. Sea gente sabia la que con sabiduría administre la casa de Dios. 23 Quien no esté autorizado para nada se junte ni hable con los huéspedes. 24 Si se los encuentra, o los ve, saludándoles humildemente y pedida la bendición, pase de largo diciéndoles que no está autorizado para hablar con los huéspedes. 


« 52. El oratorio. 54. Recibir cartas u otra cosa. »