El de Abarimathia que lo avie ganado,
clamó a Nicodemus, varón bien acabado.
El uno li tiene el cuerpo abrazado,
el otro li tiraba el clavo remazado.
El Sennor, que non face nula cosa en vano,
tiraronli primero el de la diestra mano,
abassoli un poco, fezose más liviano,
semeiome a mi que descendió al plano.
Fizo en cuentre mi la primera venida.
Yo, cuando eso vidi, tovime por guarida,
traveli de la mano, maguer que estordida,
diciendo: ay fijo la mi dulzor complida.
Priso la diestra mano, que alcanzar podia,
la otra tan a mano, aun no la tenia.
Yo besabali esa, e essa li sufria,
a Ioseph aiudaba e en esso contendia.
Gonzalo de Berceo, Silos hacia 1260.