jueves, 26 de diciembre de 2024
Biblioteca de Silos. Bernardo andando

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18. Orden de los salmos.

Prima.
     1 En primer lugar dígase el verso Dios mío ven en mi auxilio; Señor, date prisa en socorrerme, el gloria y el himno de cada hora. 2 El domingo para la hora de prima se dirán cuatro partes del salmo 118. 3 Y en las demás horas, es decir, a tercia, sexta y nona otras tres partes del mismo salmo 118. 4 A prima del lunes díganse tres salmos, a saber: el 1, el 2 y el 6. 5 Y, así, cada día, hasta el domingo, díganse a prima tres salmos por orden hasta el 19, pero partiendo en dos el 9 y el 17. 6 De este modo las vigilias del domingo siempre empezarán por el 20. 

Tercia, sexta y nona.
     7 A tercia, sexta y nona del lunes díganse las nueve partes que quedan del salmo 118, tres por cada hora. 8 Terminado el salmo 118 en dos días, entre domingo y lunes, 9 el martes se tendrán tres salmos a cada hora de tercia, sexta y nona, desde el 119 hasta el 127, en total nueve salmos. 10 Estos salmos se repiten siempre tal cual a las mismas horas hasta el domingo. Todos los días se guarda también la misma disposición para el himno, la lectura y el verso. 11 De este modo el domingo siempre se empezará con el salmo 118. 

Vísperas.
     12 Las vísperas se celebran cada día cantando cuatro salmos. 13 Estos salmos empiezan en el 109 y llegan hasta el 147, 14 excluyendo los que se hayan tomado para otras horas como del 117 hasta el 127 y el 133 y 142. 15 Todos los demás se dirán en vísperas. 16 Y, como faltan tres salmos, se dividirán los más largos, es decir, el 138, el 143 y el 144. 17 Pero el 116, como es corto, se unirá al 115. 18 Dispuesto el orden de los salmos de vísperas, el resto, es decir lecturas, responsorios, himnos, versos, y cántico realícese como de costumbre. 19 A completas repítanse todos los días los mismos salmos, a saber: el 4, el 90 y el 133. 

Vigilias.
     20 Dispuesto el orden de la salmodia durante el día, todos los demás salmos que quedan distribúyanse por igual en las siete vigilias nocturnas, 21 dividiendo aquellos salmos que sean más largos y asignando doce para cada noche. 22 Pero debe quedar bien claro que, si acaso a alguien no le agrada esta distribución de los salmos, puede ordenarlos de otra forma, si lo considera mejor, 23 con tal que atienda a que en todo caso se diga el salterio entero de ciento cincuenta salmos en la semana y se reinicie de nuevo el domingo en vigilias. 24 Porque los monjes que en el curso de una semana rezan menos de un salterio, con los cánticos acostumbrados, manifiestan poco fervor en el servicio que han profesado. 25 Pues leemos que nuestros santos Padres rezaban sin fatiga en un solo día, lo que ojalá nosotros, tibios, recemos en toda una semana.


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