sábado, 21 de diciembre de 2024
Biblioteca de Silos. Ordenando

Volver un paso atrás Escuchar el texto más menos Enviar por email Imprimir

27. El desvelo del abad con los excomulgados.

Aceptó cuidar almas enfermas.
     1 El abad cuide con todo desvelo de los hermanos culpables, porque no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. 2 Por tanto, como un sabio médico, acudirá a todos los medios, poniendo cataplasmas, es decir, monjes ancianos y sabios 3 que, como en secreto, consuelen al hermano vacilante, le inviten a una humilde satisfacción y le animen para que no le hunda la excesiva tristeza 4 sino que, como dice el apóstol, se aumente la caridad con él y todos oren por él.
     5 Debe el abad desplegar con el máximo interés su atención y procurar con todo su esfuerzo y sagacidad que no se pierda ni una de las ovejas que se le han encomendado. 6 Sepa que aceptó el cuidado de almas enfermas y no el tiranizar a las sanas. 7 Y tema la amenaza del profeta en la que Dios dice: Tomabais lo que os parecía gordo y desechabais lo débil. 8 E imite el tierno ejemplo del buen pastor que, dejando las noventa y nueve ovejas en el monte, se fue a buscar la oveja que estaba perdida. 9 Tanta lástima le dio su flaqueza que llegó a cargarla sobre sus sagrados hombros y así devolverla al rebaño. 


« 26. El trato con los excomulgados. 28. No se quieren enmendar. »