Hay 74 documentos.
página anterior
1
2
3
4
5
6
7
8
página siguiente
Aceptó cuidar almas enfermas.
1 El abad cuide con todo desvelo de los hermanos culpables, porque no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. 2 Por tanto, como un sabio médico, acudirá a todos los medios, poniendo cataplasmas, es decir, monjes ancianos y sabios 3 que, como en secreto, consuelen al hermano vacilante, le inviten a una humilde satisfacción y le animen para que no le hunda la excesiva tristeza 4 sino que, como dice el apóstol, se aumente la caridad con él y todos oren por él.
5 Debe el abad desplegar con el máximo interés su atención y procurar con todo su esfuerzo y sagacidad que no se pierda ni una de las ovejas que se le han encomendado. 6 Sepa que aceptó el cuidado de almas enfermas y no el tiranizar a las sanas. 7 Y tema la amenaza del profeta en la que Dios dice: Tomabais lo que os parecía gordo y desechabais lo débil. 8 E imite el tierno ejemplo del buen pastor que, dejando las noventa y nueve ovejas en el monte, se fue a buscar la oveja que estaba perdida. 9 Tanta lástima le dio su flaqueza que llegó a cargarla sobre sus sagrados hombros y así devolverla al rebaño.
« 26. El trato con los excomulgados. 28. No se quieren enmendar. »